La verdadera razón por la que El Rey León eligió personajes inexpresivos.
Cualquier persona que me conozca sabe que El Rey León (1994) es mi película favorita de todos los tiempos y en mi opinión está arriba de todas las mejores películas, animadas o no (la única que le ha hecho pelea, creo, fue Zootopia, 22 años después). Naturalmente tenía mis dudas sobre el remake del 2019 que, por cierto, está por convertirse en la película animada más taquillera de todos los tiempos.
Después de finalmente verla en cines, preparándome para lo peor, pero esperando lo mejor, tengo muchos comentarios—el más importante y sorprendente siendo que, resulta, no me molestó tanto. Ciertamente no es superior a la original, pero tampoco intenta serlo ni mucho menos reemplazarla, e incluso como alguien que ha analizado y escrito cientos de palabras al respecto, argumentaría que en nivel guion hay ciertos aspectos que esta versión mejora a la original.
Pero ese no es el tema de hoy. Eso se explorará más adelante. Hoy quiero hablar de algo que me pareció interesante y en gran contraste con una de las críticas más fuertes que la cinta ha recibido: la falta de expresión emocional de los personajes.
¿Por qué los personajes no tienen expresiones como en la original?
La pregunta obvia tiene una respuesta obvia: se buscaba marketear a la película como un live action a pesar de ser 99.9% animada, nada más para acomodarla entre las decenas de otros remakes de Disney que han estado comiendo la taquilla como leones hambrientos.
Pero, hagamos la pregunta de nuevo, con énfasis: ¿por qué los personajes no tienen expresiones? Si vemos películas como la criminalmente infravalorada Guardians of Ga’Hoole (2010) o en menor capacidad The Chronicles of Narnia, veremos que los personajes animales tienen un look fotorealista, pero aun así se expresan con claridad caricaturesca. Ciertamente no estaba fuera del alcance de Disney y sus animadores replicar ese estilo, entonces, ¿por qué decidieron hacerlo como lo hicieron?
La decisión fue totalmente creativa y deliberada y, en mi opinión, algo valioso que debería, si no ser respetada, por lo menos apreciada.
No apela a nuestra empatía, sino a nuestro amor por los animales
La película está devastando la taquilla y las nuevas audiencias están reaccionando emocionalmente a ella—aún si no en la misma capacidad que se hizo hace 25 años, cuando ver morir a un personaje principal en el primer acto era algo nuevo.
Cuando vemos un personaje animado expresivo, incluso un león, es nuestra empatía primitiva la que nos hace reaccionar y conectar. Ver los ojos enormes de Simba, llorosos, aterrados, sus cejas levantadas, su boca abriéndose sutilmente, apela a nuestras propias expresiones faciales. Las reconocemos porque las vemos a diario. Aunque no seamos leones, nuestro cerebro reconoce a la perfección la expresión que se está viendo y por eso reaccionamos. Ambas las mejores películas animadas y las peores buscan esa conexión, independientemente de la especie de los personajes, con variados niveles de éxito.
El Rey León (2019) hizo algo más experimental; no buscaba apelar a esa reacción primitiva en el ser humano, sino a algo diferente pero no menos fuerte: el cariño que le tenemos como especie a los animales.
¿Alguna vez has visto un documental en BBC Earth donde un bebé elefante se encuentra con su madre durante una sequía, pero muere de sed, y su mamá no se separa del cuerpo de su bebé? Es algo innegablemente difícil de ver porque a nadie le gusta ver a un animal sufrir y mucho menos morir. Bueno, a nadie que importe.
Cuando ves un documental como ese, no importa si el elefante y su madre tienen expresiones faciales reconocibles para nosotros humanos. No importa que no sabías de la existencia de ese elefante cinco minutos antes. Cuando sucede algo así en la naturaleza, se siente horrible. Cuando Mufasa muere, independientemente de la política y de la trama, la película enmarca la escena de un león muriendo mientras su cachorro busca despertarlo. En cualquier contexto, esa es una escena triste.
Esa es la reacción estética la cual El Rey León (2019) está buscando.
¿Sería suficiente?
Quizás y la película se encuentra en un punto incómodo donde estamos viendo una historia de ficción a diferencia de un documental, entonces es difícil que exista esa reacción, pero me costaría muchísimo trabajo creer que algún niño que vea la película por primera vez y no sienta nada diga “O sea, estaría triste si tuvieran expresiones más identificables. ¡Solo son animales!”
Y seamos honestos, aquellas expresiones que un animal como un león sí puede expresar están muy bien representadas. En particular apunto a la escena donde Simba se esconde detrás de un pequeño escalón en el cañón para protegerse de la estampida, la cual muestra el muy genuino horror que el león puede expresar en ese momento. Los animales expresan claramente el miedo, no la alegría; la película sí respeta esa realidad. Y lo hace con sorprendente disciplina y confianza.
Claro que también existe el tema de las actuaciones de voz, las cuales pueden o apoyar a la inspiración de empatía o crear una contradicción irreconciliable; depende de cada quien (a mí me funcionaron bastante bien).
Ah, bueno, y también existe el apoyo de un soundtrack legendario, pero eso ya es otro tema.
Podrá haber mucho debate sobre esta decisión creativa, y el punto de este artículo no es convencerte de verla de nuevo y llorar. El punto de este artículo es simplemente apuntar a la decisión que se tomó por parte de Jon Favreau y su equipo. No es coincidencia que existen tantas escenas donde los animales—y África—se comportan como lo que son, y no como personajes. La película quiere darnos un aire de documental de la vida salvaje, y la gente sí reacciona emocionalmente a un documental de la vida salvaje.
No sé si haya sido una buena decisión o no, pero el punto es que fue una decisión y, creo, por lo menos debe ser reconocida como tal. Es un riesgo en una película que parecía ser alérgica al riesgo.
No, El Rey León (2019) no pasará al canon de las mejores películas animadas de Disney, pero existe mucho más corazón y creatividad detrás de ella y su manera de contar su historia de lo que muchos críticos están dispuestos a admitir.
¡Esperen pronto para un análisis comparativo de ambas!