Lo bueno, lo malo y lo feo de “Stranger Things 3”
Después de un año en descanso y lo que en mi opinión fue una muy débil segunda temporada, Stranger Things regresó este verano con un nuevo misterio en Hawkins Indiana. Este viaje nostálgico a los años 80 ha resonado muy fuertemente gracias a su propuesta que habla no muy sutilmente a un público treintón que se aferra a su niñez . . . pero también gracias a un fenomenal trabajo de guion y elenco en su primera temporada, la cual consideré casi perfecta.
Aunque creo firmemente que la segunda temporada que se estrenó en el 2017 no tuvo la misma calidad narrativa—lo cual es una forma generosa de decir que se me hizo bastante mala—me da gusto haber tomado el riesgo de darle otra oportunidad con esta tercera temporada. Aunque sí tiene un par de problemas pequeños que quizás la primera no tuvo (y para ser justos no la he visto desde que salió), fácilmente podría decir que esta es mi temporada favorita de Stranger Things.
Hablemos de lo bueno, lo malo y lo feo de esta nueva temporada, ya disponible en Netflix.
Lo bueno
- La historia es interesante de nuevo. Sentí que un concepto genial—el Mindflayer y su posesión de Will Byers—fue profundamente desperdiciado la temporada pasada, donde no existía un elemento de misterio e investigación que hizo de esta serie algo tan divertido. Ahora regresamos a un misterio que se explora a través de muchos diferentes hilos narrativos que culminan en un clímax lleno de revelaciones y golpes emocionales.
- En verdad me encanta el enfoque de ensamble que se le da a la narrativa. No hay un solo protagonista o personaje en quien la historia se centre; todos son importantes y avanzan la trama en alguna capacidad. Es mi método favorito de explorar un misterio de esta magnitud.
- El elenco de personajes está tan fuerte como nunca. La tensión que se causa en la relación del elenco principal está fuertemente anclada por el romance, lo cual no es ni original ni interesante, pero el efecto es bueno. Mike y Lucas no tienen mucho que hacer, pero me dio gusto que se le diera un papel a Will, quien es foco de uno de los momentos más auténticos y dramáticos de la temporada.
- Pocos personajes han crecido tanto en Stranger Things como Nancy Wheeler, y esta temporada nos da la mejor versión de este personaje tan entrañable. Esta es una serie que trata sobre crecer, y sí es genial ver cómo cada personaje es envuelto en más y más capas. Nancy ya no es la niña popular y aburrida que parecía ser en la primera temporada, y su transformación en un adulto me recordó muchísimo al elenco de Buffy the Vampire Slayer.
- Es un placer enorme ver que, a diferencia de la temporada pasada donde personajes como Billy y Max estuvieron de adorno, esta nueva no se molestó con agregar personajes nuevos que no tendrían un papel importante en la historia. Los únicos personajes nuevos—Robin y Alexei—funcionan no solo como entidades únicas sino también como apoyo para el elenco y la trama.
- Después de repudiar a Billy como un personaje espectacularmente innecesario la temporada pasada, fue genial verlo tomar un papel importante aquí, especialmente considerando lo bien que funcionó. Dacre Montgomery hace un excelente papel y es el foco de escenas genuinamente aterradoras.
- Hablando de eso, me encantó el monstruo. Su diseño, su historia, su nacimiento—todo acerca de esta creatura funciona.
- La primera temporada tuvo un momento emocional fuertísimo. La segunda no me hizo sentir nada más que aburrimiento. La tercera es la más cargada emocionalmente, con varios golpes narrativos desgarradores que culminan con una escena auténtica, tierna y genuinamente triste.
- Hopper se mantiene como mi personaje favorito, y esta temporada sigue explorándolo de maneras dinámicas e interesantes. Es muy raro ver una serie como ésta haciendo un estudio tan completo de un personaje, mostrándonos sus lados menos halagadores sin dejarlo perder el carisma que lo hace tan entrañable. No quiero quitarle el crédito a David Harbour, quien es responsable de una enorme parte del desarrollo de Hopper, pero en papel, el personaje brilla.
- La relación entre Robin, Dustin y Steve es algo brillante. Escritores menos talentosos habrían dejado este trio en su nivel de desarrollo básico, pero me encantó verlos interactuar y como cada uno apoyaba el crecimiento del otro. Su historia fue la parte más fuerte y divertida de la temporada.
- No puedo expresar lo mucho que aprecio el acercamiento tan colorido que se le dio a la cinematografía. Me da paz saber que Stranger Things entiende que no todas las historias de fantasía o ciencia ficción de hoy tienen que ser grises. Ciertas tomas en la escena de los fuegos artificiales en el episodio final merecen varios Emmies, Oscars, Nobels y canastas frutales.
- “Never Ending Story” hizo que mi corazón creciera tamaño King Kong. Jamás esperaba un payoff tan fuerte para un misterio tan pequeño. Estoy cómodo diciendo que es una de las mejores escenas que he visto en la televisión—y la he visto varias veces desde que la terminé. Una nota: lo que la hizo tan buena no fue el elemento nostálgico (aunque ayuda), sino el elemento narrativo. Justamente de esto hablaba cuando describía los payoffs [en este artículo].
Lo malo
- No fui tan fan del mecanismo narrativo central que homenajea películas como Invasion of the Body Snatchers o The Thing, ya que es un tropo que no se exploró de una forma interesante o nueva. Habiendo dicho eso, el body horror que entra en acción cerca del final de la serie estuvo bien death metal y, como dije antes, la grotesca apariencia física del monstruo me encantó.
- Uno de los problemas más grandes que tuve en la segunda temporada—hilos narrativos que pueden ser eliminados por completo sin afectar la historia—regresa, aunque en una menor capacidad. En este caso estamos sujetos a una subtrama que involucra un personaje recibiendo una mordida del monstruo, la cual no lleva a absolutamente nada más que una escena de gore. No me molestaría mucho, pero por esta trama acaparó dos episodios casi completos y realmente no tiene ningún punto.
- Sentí que el personaje de Joyce se encuentra algo estancado, ya que su único desarrollo en esta temporada se basa en su posible relación con Hopper. Su relación con su familia y lo que ha pasado fuera de su vida amorosa no se explora ni en el fondo.
- Aún no termino de tragar a Eleven como un personaje. Fuera de algunos destellos de desarrollo tridimensional como su relación romántica con Mike y amistosa con Max, Eleven siempre me ha parecido un beat narrativo con patas, y esta temporada no cambia eso mucho. Ah, y ¿por qué siento tan inconsistente su manera de hablar? A veces habla normal, a veces no. Millie Bobby Brown hace un buen trabajo, pero por desgracia los guiones no le dan mucho qué hacer excepto gritar y sangrar de la nariz.
Lo feo
- Russian Terminator. Qué villano más débil.
- No se me ocurre una manera más aburrida de explorar el pasado de Billy que a través de una visión de Eleven, pero por lo menos existe un payoff para ello y, seamos justos, es una escena tierna.
- La escena en la rueda de la fortuna creó una cantidad monstruosa de tensión que por desgracia me dejó esperando un golpe que nunca llegó. Queja pequeña, lo sé, pero para eso es esta sección.
- Siento que los escritores trataron mal a Erica. Los primeros episodios hacen un esfuerzo enorme por hacerla insoportable y tarda demasiado en volverse un elemento interesante o incluso agradable (aunque sí llega ese punto, a pesar de todo). Entiendo la finalidad, pero siento que pudieron haber manejado al personaje de una forma que la beneficiara a ella, a la historia y por extensión a la audiencia.
- ¿Soy yo o como que nunca se explica bien para qué diablos son los tanques de líquido verde?
- El epílogo innecesario que me hace cuestionar algunas de las cosas que más disfruté en la temporada. ¿Por qué no pueden dejar un final bonito solo?
Al final, terminé esta tercera temporada de Stranger Things con una sonrisa. Sí, encontré algunos elementos que quizás yo habría hecho diferente, pero lo bueno es mucho más fuerte que lo malo. Esta fue una temporada que hace un énfasis en los personajes que no pueden evitar crecer y cambiar, y utiliza su elenco tan colorido para contar un misterio intrigante. Quiero dejar claro que en mi opinión la nostalgia con la que se vende Stranger Things está lejos de ser su elemento más fuerte; eso sería un insulto hacia los guionistas y actores que dan vida a esta historia.