Cómic de la semana: King Thor
Miércoles de nuevos cómics! Cada semana elegimos un cómic particularmente interesante por su historia, arte o por su relevancia y te lo presentamos como el cómic de la semana.
King Thor #1, el inicio del fin de la épica saga de Jason Aaron con el dios de trueno de Marvel es nuestro cómic de la semana.
Sinopsis:
En un futuro lejano, muy, muy lejano. El Rey Thor espera la inevitable confrontación con su hermano Loki, ahora contaminado por la obscuridad. Si bien Thor ha conseguido regresar vida a Midgard, el universo entero está por desaparecer y solamente Thor y sus nietas pueden salvarlo.
¿Por qué es el cómic de la semana?
Hace ya siete años Jason Aaron inició su épica trayectoria en Thor. Un poco como Claremont con los X-Men, esta histórica serie ha pasado a la historia como definitoria para el personaje. En esos siete años, ha pasado de todo. Jane Foster como Thor es quizá el momento que más ruido ha causado (y más ahora que Thor: Love and Thunder dirigida por Taika Waititi está confirmada), aunque quizá lo más interesante sea el salto al futuro para Thor. De una u otra forma la saga llega a su fin con la miniserie King Thor.
Además de cerrar un ciclo que ha cambiado al personaje para siempre, King Thor es un ejemplo más del gran talento de Jason Aaron, acompañado de gran, gran arte por parte de Ribic.
Legendario y épico
Thor funciona cuando las historias se sienten lo más cercanas posible al sabor de los mitos de donde viene. Aunque Thor debe vivir dentro del resto de universo Marvel, su ecosistema es por definición diferente.
Dioses necesitan crisis y enemigos a su altura. En King Thor, Jason Aaron crea esa crisis de forma orgánica y sencilla: todo se va a terminar. No es la primera vez que eso pasa, ni para Thor ni en general en el mundo de los cómics, pero con la trayectoria que Thor ha seguido y la misma naturaleza del personaje, se siente que encaja perfecto.
Los momentos de acción para Thor y también para las nietas son grandes y se siente que avanzan la historia, el descenso al caos. Viendo palacios, ciudades, planetas y hasta un Sol ser destruidos, la escala de la historia definitivamente se siente a la altura de la promesa. Queda claro que nada será igual después de esta historia.
Rivalidad entre hermanos
Aunque los grandes momentos son absolutamente espectaculares, quizá lo mejor de esta historia es que sigue siendo una pelea entre dos hermanos con visiones del mundo completamente diferentes.
El odio de Loki siempre ha sido la fuente de conflicto más importante en el mundo de Thor. Fue la causa de la reunión de los Avengers y ahora es, al parecer, la causa última del fin de todo lo que conocemos.
Ver a Thor, después de literalmente siglos de lidiar con esto, luchando por dejar de lado sus sentimientos por su hermano e intentar hacer lo correcto es súper interesante. Sobre todo, porque a pesar de ser el Allfather, el Rey de Asgard y dios supremo, es antes que nada Thor. Sigue pensando en el fondo que puede rescatar a su hermano, que puede salvarnos a todos y sigue pidiendo ayuda a algún dios para lograrlo.
Esta mezcla entre momentos y consecuencias épicas, y motivaciones íntimas (y cercanas a los personajes) que ha hecho de Jason Aaron una leyenda viviente en los cómics y que vuele este número en específico tan interesante.
Emoción creíble
Lo épico de King Thor está presente casi en cada página y cada panel. La acción avanza constantemente y el frenesí del fin de los tiempos no da respiro. Los diálogos funcionan muy bien para aportar la intimidad y cercanía a la ecuación.
Aunque son emotivos, nunca se sienten acartonados o artificiales. Ni siquiera cursis. Hay una clara voz en los personajes que ayuda a que cada frase se sienta apropiada. Aun con el mundo terminándose a su alrededor, el conflicto interno de Thor y la envidia y odio de Loki dominan por encima del estruendo.
La ansiedad y urgencia de las nietas de Thor también se siente creíble. Aún no queda claro como su participación impactará los eventos. En este número inicial se sienten más como una historia B que solo está ahí para que el número entero no consista solamente en golpes entre Thor y Loki. Pero aun con eso, los personajes son humanos en su desesperación y aproximación al problema. Es emocionante pensar en lo que continúe para ellas, aunque resulte no ser tan impactante en la historia final.
Arte igualmente épico
El arte de Esad Ribic con los colores de Svorcina le quedan como anillo al dedo a esta historia. No es la primera vez que este equipo creativo trabaja en Thor como conjunto y aunque no sea una colaboración que pase a la historia por sí misma, en el contexto de esta historia queda impecable.
Ribic combina muy bien la intensidad, inclusive brutalidad de los grandes momentos y el conflicto interno de los personajes. Los encuadres son en su mayoría clásicos, pero consiguen su cometido al imprimir acción e intensidad a cada movimiento.
En King Thor no hay tintas, recordando algunos de los experimentos de los 90s. Funciona bastante bien en este caso para darle el sabor mitológico a este número, al mismo tiempo épico y familiar.
En general los colores enfatizan el sentimiento de fin de los tiempos y colapso. No son súper brillantes, más bien sepias y pesimistas. Desde la primer página el ambiente es desesperanzador.
Quizá esto es lo que más resuena en King Thor. La mitología nórdica es esencialmente pesimista. En el Ragnarok original, todos los dioses y humanos, excepto dos, mueren. El mundo como lo conocemos si se termina. King Thor probablemente no termine con una nota tan triste, pero el camino a ese final claramente será pesado.
Si este primer número es un indicador, será pesado pero intenso, con esa buena intensidad.