Cómic de la semana: New Mutants
Los miércoles son el día más importante para los amantes de cómics del mundo entero. Cada semana revisamos los nuevos lanzamientos de las editoriales norteamericanas y elegimos un cómic que por su calidad, relevancia o significado es particularmente notorio. Ese cómic es nuestro cómic de la semana.
Dawn of X sigue siendo el evento más relevante dentro de la industria, y esta semana vio dos lanzamientos, conectados históricamente aunque al parecer no en esta nueva era. Aunque X-Force #1 tiene un par de ideas interesantes, el cómic de la semana es el otro lanzamiento: New Mutants #1.
Sinopsis:
En la paz y tranquilidad de Krakoa Sunspot, Mirage, Magik, Wolfsbane, y algunos otros joviales mutantes, se reencuentran. A pesar de lo bonito y tranquilo que es todo, deciden que el equipo no puede estar completo sin Cannonball y aprovechan un aventón de los Starjammers para ir al imperio Shi’ar en busca de su amigo. Un par de malas decisiones los deja con la espalda contra la pared.
¿Por qué es el cómic de la semana?
New Mutants no es el último lanzamiento de Dawn of X, X-Force se lanzó la misma semana, pero estrictamente hablando es posterior, y aún queda el terriblemente titulado Fallen Angels por descubrir, pero es importante por dos razones. Primero, porque es la última pieza del acróstico que da inicio a Dawn of X:
X-Men #1 – el título principal de Hickman y Yu y que tiene un inicio desconcertante.
Marauders #1 – de Duggan y Lolli, el más divertido y mejor definido hasta ahora.
Excalibur – de Tini Howard y Marcus To, más bien soso y sin cohesión.
New Mutants – que estamos por descubrir.
Segundo, porque es el otro título en el que participa el arquitecto de Dawn of X, Jonathan Hickman. Aunque en este caso Hickman comparte créditos con Ed Brisson como escritor, es notable que sea este el título al que le dedica directamente esfuerzo.
Es claro que los New Mutants tendrán un papel importante en Dawn of X, aunque prácticamente no aparecieron en el evento de lanzamiento (Powers of X y House of X), que Hickman esté involucrado es un indicio evidente de su importancia. También lo son los nombres de los nuevos títulos: X-Force se convirtió históricamente en un grupo importante por su propio mérito, pero no hay que olvidar que originalmente X-Force eran los New Mutants, inclusive la serie original de New Mutants cambio de nombre para convertirse en X-Force cuando Cable se integró al equipo. Fallen Angels fue una miniserie a finales de los ochentas, un spinoff de…New Mutants.
Aunque X-Force y Fallen Angels de Dawn of X no parecen tener conexión ni con el New Mutants clásicos ni con el nuevo, no puede ser coincidencia que estos sean los nombres elegidos para los nuevos títulos.
Además de la posible relevancia para Dawn of X, New Mutants #1 es interesante por sí mismo al hacer algo que rara vez se ve desde los noventas: avanzar la historia rápidamente.
Los nuevos mutantes en Dawn of X
Hay varias razones para creer que New Mutants tiene un rol importante en la nueva era de los X-Men. Ninguna de esas razones se encuentra en el cómic mismo.
Hay un par de momentos durante el número en que los personajes reconocen la nueva realidad de los X-Men. Wolfsbane, un personaje casi siempre atormentado, dice estar en paz con la nueva realidad; Mondo habla de disfrutar estar lejos de Krakoa cuando el equipo está en el espacio y Cypher (el único miembro del equipo que tuvo un rol importante durante el prólogo) explícitamente dice que algo está mal en Krakoa. Todo eso apunta en la misma dirección que X-Men #1. Pero son momentos menores en el número. New Mutants no se trata de eso.
La historia de New Mutants sucede en su propia cápsula y es en realidad muy característica de este equipo. Por definición, los New Mutants son la siguiente generación de mutantes, los jovencitos destinados a reemplazar a los X-Men. Ese reemplazo nunca sucedió, en gran medida por el cambio de dirección del equipo con la llegada de Cable. A pesar del paso del tiempo los personajes clave del equipo conservaron ese rol de “hermano menor”. Sunspot, Wolfsbane y Cannonball siempre están en la posición de verse dejados de lado y tener que demostrar su valor. Inclusive cuando Cannonball se “graduó” oficialmente para integrarse a los X-Men justo antes de la saga de Onslaught, su rol en ese equipo fue precisamente el del “nuevo” y excluido.
Que en esta nueva era la primera aventura del equipo sea viajar al espacio con un grupo de piratas para adentrarse en el imperio galáctico más importante solamente para reunirse con uno de sus amigos entra completamente dentro de su lógica.
El comportamiento del equipo durante ese viaje espacial también sigue esa línea. Cada uno a su manera lidia con las situaciones con una aproximación infantil. Es divertido verlo y ciertamente apela a la nostalgia, aunque es difícil conciliar con las década de historia que tienen e inevitablemente los convierte en adultos. Ese conflicto queda manifestado en algunos momentos, como cuando Sunspot disfruta de la botella de whisky completa que ganó en una apuesta sin consecuencias, pero al mismo tiempo es muy casual en el enfrentamiento contra los guardias Shi’ar.
Cosas que pasan
Una de las quejas frecuentes con relación a los cómics “modernos” es que se necesita una infinidad de páginas para que pase algo. Es innegable que en los cómics de los setentas y ochentas, comparados con los de los noventas y dosmiles, sucedían muchas más cosas, mucho más rápido. No era raro ver a los Avengers viajando en el espacio, siendo apresados y rescatados en tan solo dos o tres páginas, como parte de una aventura más grande. El argumento podría ser que no había tanto desarrollo o construcción de personajes en esos números, pero más bien el punto es que a veces no es necesario contar cada detalle.
Eso es algo que Brisson y Hickman hace bien en este número. Aunque hay algo de tiempo dedicado a la experiencia del equipo mientras viajan en el espacio, se siente que suceden muchas cosas en un solo número. El equipo se reencuentra y tienen momentos bonitos de dos en dos o colectivamente, viajan con los Starjammers y consiguen hacerlos enojar a todos, van contra las órdenes de Corsair y se enfrentan abiertamente a los piratas espaciales, tienen una batalla contra guardias Shi’ar y son apresados. No esta mal para 36 páginas.
Es posible que suceda tanto solamente porque es el primer número y hay que hacer mucha exposición, pero normalmente sucede lo contrario así que de una u otra forma hay sin duda mérito en crear la sensación de que hay mucha historia en un solo número.
Nueva nostalgia
Dawn of X es un cambio radical para los X-Men en muchos sentidos, pero también apela agresivamente a la nostalgia. Los títulos de las nuevas publicaciones son un claro ejemplo. También la elección de algunos personajes que han ganado importancia después de años en la obscuridad.
New Mutants es quizá uno de los mejores ejemplos de esa nostalgia por su propia existencia, así como por su narrativa. Otro indicio de eso es el arte de Rod Reis.
Aunque el artista original de New Mutants fue Bob McLeod, el ilustrador más asociado con el título y el equipo es Bill Sienkiewicz. Sienkiewicz fue el artista en New Mutants por menos de 20 números entre 1984 y 1985. Hace unos meses Marvel lanzó un especial de New Mutants reuniendo con Chris Claremont, pero aun contando ese número, Sienkiewicz estuvo poco tiempo con los New Mutants, aun así es imposible no comparar a cualquier artista que toque a estos personajes con el.
Rod Reis hace un excelente trabajo en este primer número de la nueva era de New Mutants. Su uso del color es particularmente bueno. Reis es un artista que destaca por sí solo, pero es difícil no ver en algunas viñetas un tributo a Sienkiewicz. No que Reis haya modificado su estilo para este número, sino que quizá el homenaje vino desde la misma elección del artista.
Aún no es posible saber cómo encaja New Mutants en la nueva era de los mutantes de Marvel, pero es difícil pensar que no sean una pieza importante. Mientras tanto, el viaje nostálgico-interestelar parece que será emocionante y divertido.