Cómic de la Semana:House of X
Esta semana, nuestro cómic es House of X #1 de Marvel cómics, ¡el regreso de Jonathan Hickman!
Sinopsis:
Charles Xavier, uno de los mutantes más poderosos del mundo, ha establecido una nación independiente en la isla-mutante de Krakoa. Un paraíso para los mutantes, con portales a todo el mundo. Gracias al poder de Krakoa, Xavier ha desarrollado tres medicamentos que usa como pieza de negociación para que los gobiernos del mundo reconozcan su nueva nación.
¿Por qué es el Cómic de la semana?
Dos razones: un nuevo camino para los X-Men y Jonathan Hickman.
Los X-Men fueron muchos años el soporte de Marvel, pero desde el lanzamiento del MCU fueron violentamente relegados. Lo lógico sería pensar que Marvel intentaba capitalizar en los cómics el éxito en el cine, y por eso se volcó en los personajes con películas. Otros, como Rob Leifeld, insistían que era un complot contra Fox.
Como sea, la prominencia de los X-Men desapareció, pero el equipo editorial de Marvel ha prometido que con esta nueva dirección regresarán a ser centrales en el universo Marvel.
Jonathan Hickman es una súper estrella, la gente aún habla de su legendaria temporada en Fantastic Four, que probablemente sea una de las mejores series completas de Marvel en la historia.En general Hickman es reconocido por su acercamiento serio y su planeación minuciosa. Que de él dependa el futuro de los X-M es emocionante.
Un lanzamiento cruel
Pero antes de seguir con este análisis, vale la pena mencionar la estrategia de lanzamiento de Marvel.
Hay dos cosas que nos hacen levantar la ceja: por un lado, el discurso alrededor de la nueva dirección es de lo más genérico y tedioso. No dice nada cuando promete ser nuevo pero respetar lo pasado. Ni una ni otra.
La otra cosa es que el hype alrededor de la nueva era de los X-Men empezó antes de que la serie anterior terminara. Aunque era evidente que Age of X-Men era un arco con un final prescrito, la dirección de Rosenberg en Uncanny X-Men hubiera podido continuar.
La forma en la que C.B. Cebulski, editor en jefe de Marvel, anunció la saga de Hickman fue (casi de forma literal) “no necesitan leer nada más, porque no va a contar”.
Un nuevo comienzo
Los últimos años vieron muchos cambios para los X-Men, uno de los más destacables fue el regreso de los muertos. Jean Grey volvió, después de la que tal vez haya sido su temporada más larga en la tumba. Cyclops, después de haber visto su mejor arco tuvo una muerte anticlimática y un regreso súper complicado. Pero las resurrecciones no paran ahí: Wolverine también regresó, y Charles Xavier no sólo derrotó a la muerte, sino que tiene un cuerpo nuevo y fabuloso.
Marvel le hizo un gran favor a Hickman dándole la oportunidad de usar a estos personajes icónicos sin tener que ensuciarse las manos reviviéndolos. Lo mismo con los viajeros en el tiempo. Los X-Men originales del pasado estuvieron demasiado tiempo en el presente, y es una dicha que se hayan ido. Old Man Logan también está ya en su propio timeline, y aunque la serie original es excelente, su ausencia es bien recibida.
Hickman tiene lo más parecido a un inicio limpio sin tener que hacer un full reboot.
All new, all different X-Men
La promesa de Marvel es que esta nueva dirección revolucionaría a los X-Men, como en su momento, Grant Morrison lo hizo en el 2004 con New X-Men. House of X se queda corto en esa promesa. Los visuales son interesantes y las palabras poderosas, pero las ideas son poco innovadoras.
La nación soberana de mutantes es algo que ya hemos visto, notablemente con Genosha, pero, de alguna forma, también la escuela para mutantes en Westchester ha cumplido esa función en varias historias.
Krakoa no solo se presenta como una nación soberana, es además un idílico lugar: bonito y seguro para los mutantes pero los X-men han fundado varias veces un paraiso utopico. Lo vimos con los Phoenix Five y en la Utopía de Cable. Esas historias son de series publicadas hace años (2012 y 2008 respectivamente), pero tuvieron el suficiente impacto como para hacer que el planteamiento de Hickman se sienta gastado. Lo único que podría redimir esta elección de Hickman es la resolución de la premisa.
La mayoría de las historias que muestran un mundo demasiado bueno se resuelven demostrando que, en efecto, era demasiado bueno. La utopía existe sólo porque detrás hay un oscuro secreto que no vale lo que se gana.
Si la nueva utopía mutante que plantea Hickman en este número resulta ser también el resultado de un oscuro secreto, será muy decepcionante. Tristemente, hay indicios de que sea el caso cuando consideramos que las dos primeras páginas muestran a Xavier levantando a los X-men de unas vainas con líquido viscoso.
Juegos de poder
Parte central del universo de los X-Men es su relación con la sociedad, y por lo tanto, con los gobiernos. Ser perseguidos por personas, instituciones y sistemas que les temen y odian es la esencia de ser X-Men. Usar a embajadores de diferentes gobiernos como avatares del lector para presentar este nuevo mundo tiene mucho sentido, pero también se siente trillado.
Alguien dijo en algún momento que los X-Men funcionan mejor cuando tienen la espalda contra la pared. Creo que es cierto pero agregaría que funcionan aún mejor cuando tienen el ego al 100. Es decir, los X-Men solos contra el mundo pero confiados en sí mismos. Esos son los X-Men que nos garantizan un buen rato (con el respectivo drama interno, por supuesto).
La situación ventajosa en que Krakoa los pone, puede ser interesante si logra subvertir esa expectativa, pero aburrida si sólo está ahí para hacer la caída más violenta.
Diseño de vanguardia, arte cumplidor
Visualmente, House of X juega con elementos de diseño interesantes como el mapa de Krakoa, la lista de mutantes Omega, o la descripción de los medicamentos krakoanianos. Con ese diseño minimalista no sólo da información y contexto, también convierte al cómic en un objeto de valor.
El arte de Pepe Larraz es bueno, pero no sorprendente. Recuerda mucho a Larroca, Cassady o Bianchi, pero no logra los momentos o impactantes o emotivos que los tres maestros consiguen. No hay ninguna escena que genere un gran impacto visual, aunque hay varias que lo intentan: Xavier sobre sus X-Men vegetales, Magneto en pose intimidante y Wolverine con los niños. Pero ninguna de estas imágenes de hecho lo logra.
El reencuentro incómodo
Hickman lanza su primer número sobre una historia empezada y eso está bien. Nos genera dudas y nos mantiene interesados. Pero aunque algunas de las ideas presentadas son provocadoras (el regreso de la clasificación omega, la noción de que los homo superior podrían ya desplazar a los homo sapiens…), también resultan un poco incómodas para los que no hemos seguido a los X-Men tan de cerca recientemente. ¿Cuáles de estos misterios deberíamos conocer y cuáles son realmente misterios? ¿Cuál es el estatus de los mutantes en este nuevo y alocado mundo?
Todo se siente un poco raro, y aunque Hickman es conocido por su visión a largo plazo, el primer número no es suficientemente amigable para ser un nuevo inicio, ni lo suficientemente agresivo como para crearnos intriga.
Es demasiado temprano para saber si el nuevo panorama para los X-Men será uno prometedor, pero el amor a los personajes y al fe en el autor tendrá que ser suficiente para darle chance a unos números más.