Roma
De los recuerdos de su infancia nació Roma, la más reciente película de Alfonso Cuarón, que envuelve las memorias de una familia de clase media y su personal de limpieza. Aquí, Cuarón desafía lo cotidiano y atrapa los detalles emocionales que se encuentran en la vida misma de un día cualquiera de sus personajes. La cámara sigue fielmente a cada uno de ellos, paso a paso, acercándonos a la perspectiva de lo que ven sus ojos; mientras que el espectador queda con la impresión de ser un testigo preferencial de los secretos de una familia.
En “Roma” existen personajes de la vida diaria, sacados de las casas y calles mexicanas. Fueron tomados suavemente por las manos de Cuarón y moldeados en el lenguaje cinematográfico. Cuarón desarrolla la narrativa para que la monumentalidad y la intimidad se mezclen en la secuencia de escenas. Así es cómo nos cuenta, en foto y diálogo, la vida de estos personajes tan comunes y desapercibidos en la rutina de las masas.
El reto de lo que vemos en “Roma” es la secuencia de una historia desgarradora, una noción tan común en la historia mexicana, que para ojos espectadores nativos puede pasar desapercibido el dolor y conmoción de la narrativa. Sin embargo, el ingenio, dedicación y sensibilidad con la cual Cuarón nos retrata su visión en “Roma” cumple con adentrar al espectador en el océano de tragedia y amor que mece a Cleo y la familia para cual trabaja.